Kevin Morby: I Have Been to the Mountain

He decidido publicar una serie de artículos que tendrán un carácter o contenido «extra». De manera totalmente aleatoria, imprevisible y caótica, en mi línea -de la que tan orgulloso me siento-. Se centrarán en hacerse eco aquí de algunos de los mejores álbumes del 2016. Durante las próximas semanas, meses, de hecho mientras dure este 2017. No tengo ni idea de cúantas entradas serán, ni de cúantos o qué discos irán apareciendo. Sin duda los que más me vayan atrayendo al escucharlos y descubrirlos, y sin duda alguna que muchos se quedarán fuera de este repaso.Los «mejores discos», del 2016 o de cualquier año…Una cuestión totalmente aleatoria, relativa hasta cierto punto, cuestionable y discutible por el contenido o las elecciones presentes en dichas listas. He estado echando un vistazo estos días -y seguiré haciéndolo, ahora en el ámbito anglosajón- y sorprende la inmensa cantidad de distintos nombres que aparecen en las por otro lado no pocas recopilaciones. Podríamos decir a grosso modo que nos encontraríamos perfectamente ante 150 o 200 álbumes distintos, quién sabe si incluso más. Hay discos que sólo aparecen una vez en una determinada lista, por ejemplo, discos poco conocidos. Otros, pese a ser de nombres bastante exitosos en la música, también aparecen una o poquísimas veces en dichas recopilaciones. Sin entrar en detalles tal podría ser el caso de los últimos trabajos de Kings of Leon, Kate Bush, Red Hot Chili Peppers, Santigold o algunos más. Tampoco hay demasiado consenso en incluir nombres tan mediáticos como Sia, Lady Gaga o Britney Spears, mientras que otros como Rihanna y los Pet Shop Boys sí que aparecen muchísimo más.Rihanna o Pet Shop Boys…estos dos nombres entrarían en una lista -si acotáramos esa inmensa selección- de unos 60 o 70 artistas que aparecen en la inmensa mayoría de dichas recopilaciones con lo mejor del año. Y a su vez aún podríamos reducir aún más la lista hasta unos 35-40 nombres, que serían los discos indiscutiblemente mejor valorados, apareciendo en casi todas ellas y en posiciones muy destacadas. No daré nombres porque sería algo cansino -las listas están ahí si uno las busca- a no ser que alguien me pida una relación más detallada.

En resumidas cuentas, nos haremos eco aquí de algunos de esos mejores discos. Todo no va a aparecer, eso ya parece claro. Tendrá prioridad lo que más me impacte o me agrade. Puedo decir por ejemplo que el rap y el hip hop no me emocionan demasiado, así que es poco probable que hable de álbumes de estos estilos, pese a que este 2016 ha dejado unas cuantas perlas muy destacadas en ese sentido: Danny Brown, Drake, Skepta, Chance the Rapper o Kendrick Lamar. Sí adelanto que aparecerán por aquí Kanye West y Frank Ocean. Tampoco está nada claro que les dedique un post a Beyoncé -su Lemonade es uno de los discos del año, sí o sí- o a la mencionada Rihanna, pero ya se verá-. El caso es que cuando aparezca esta ilustración……es que repasaremos alguno de esos discos del año ya concluido. Hay que añadir que algunos de esos discos destacados del año ya han pasado por este blog, a través de alguna canción y una breve reseña, cosa de la cual me enorgullezco. Tal es el caso de los últimos álbumes de Leonard Cohen, Iggy Pop, Michael Kiwanuka, Bon Iver o Angel Olsen. Ella firma uno de los discos destacadísimos del año –My Woman– pero parece que mi entrada no levantó demasiado entusiasmo -o lo que es peor, ni la artista ni su magnífica canción-. Volverán estos nombres a aparecer en próximas fechas. Y en este sentido también Misty Miller y The Weeknd han destacado y han sido protagonistas de recientes entradas. Seguiremos ahora con otro de los discos destacados del 2016. Se trata de Kevin Morby, cuyo último trabajo aparece en unas cuantas de esas listas. Hablamos del disco Singing Saw…Es el tercer disco de este artista, después de debutar en el 2013 con Harlem River, al que seguiría Still Life en el 2014. Ya ese Harlem River provocó críticas muy favorables por parte de la prensa especializada. Por cierto que esa «sierra que canta» o «sierra musical» a la que alude el título tiene un doble significado según el músico: Por un lado puede ser un instrumento destructivo, y por otro uno creativo. O ambas cosas a la vez…Kevin Morby militó como bajista -en cuatro discos- de la banda de folk rock de Brooklyn Woods, hasta que les dejó para iniciar su carrera en solitario en el 2013. Casualmente esta banda, Woods, firma el trabajo City Sun Eater in the River of Light, que aparece también en unas cuantas listas como uno de los mejores discos del 2016 -revisaré ese disco más adelante-…Morby también formó parte a partir del 2009 de una banda de rock llamada The Babies, como cantante y guitarrista. Publicaron dos discos antes de detener su actividad.

Singing Saw es su álbum más potente y convincente hasta la fecha. El trabajo recuerda a los cantantes y compositores de los 60 y los 70, especialmente a Bob Dylan, Leonard Cohen o Lee Hazlewood -al que mencioné como uno de los referentes de Daniel Romano-. Y es totalmente cierto que su estilo compositivo y cantando recuerda al reciente premio Nobel, porque ésa es la sensación que tuve al escuchar varios temas suyos. Me ayudé de YouTube la otra noche para escuchar unas cuantas canciones de algunos de esos álbumes del 2016. Nada me emocionaba especialmente…hasta que escuché a Morby. Su sonoridad me atrapó al instante, concretamente en un tema tan enérgico e impecablemente tejido como Dorothy. Pitchfork.com hace una revisión del álbum. Entre otras cosas dice que los discos de este tejano -ahora con apenas 28 años- han ganado en calidad. Su tercer trabajo supone un refinamiento, una traducción en positivo de toda la experiencia acumulada. Morby sabe sacar partido de sus puntos fuertes y realzarlos, a la vez que es consciente de sus limitaciones, cosa que no le ha impedido ensamblar con gran maestría todos los elementos musicales de este disco, que son muchos y buenos. Según esta crónica, el ex-bajista de Woods canta a la vez de forma intimista y distante, como si fuera en parte una conversación y en parte un estilizado monólogo. Y con esa dicción nasal que nos lleva a recordar a su admirado Dylan. Y por cierto, justamente en el tema titular, Singing Saw, toca esa sierra musical con remarcables resultados.Por supuesto, también tenemos buenas críticas de este disco y este músico en castellano. Por ejemplo un buen artículo en Hipersónica y otro con información mucho más exhaustiva en EL QUINTO BEATLE. Además también se le entrevista en mondosonoro.com, donde reconoce las influencias entre otros de Kurt Vile -con el que mantiene una amistad-, pero también de Destroyer, Devendra Banhart, Joanna Newsom o Bill Callahan. Morby conviene con el entrevistador en que es un álbum melancólico pero a la vez cálido:
«Quería hacer algo triste pero hermoso. Ese es un estado de ánimo en el que me encuentro a menudo, y quería mostrarlo en el álbum. A veces cuando la tristeza golpea más fuerte luego deriva en belleza.» Se trata de un disco consistente en el contenido y muy cuidado en las formas: «Dediqué todos los esfuerzos a hacer que las canciones se entremezclasen entre sí, algo así como atar un hilo entre cada una de ellas. La intención era crear una pieza coherente, más que un montón de canciones sueltas.»Según la citada crónica de Hipersónica, dentro de este disco es como si nos encontráramos a mil músicos distintos. Morby parece uno de los alumnos más aventajados de Dylan en estos momentos, y ya quisiera el de Minnesota haber firmado en estos últimos tiempos un LP tan soberbio como el que nos ocupa. Para esta publicación, este disco del tejano nos muestra «unos arreglos muy poco rebuscados y una insistencia en la fórmula de instrumentaciones austeras y voz cálida y acogedora. La música de Morby es realmente brillante, acogedora y seductora. Poco podremos hacer para resistirnos.»

No podría estar más de acuerdo. Suena fantásticamente y la conjunción de elementos es soberbia, como en el tema del siguiente vídeo: Los coros, la magistral línea de bajo o los arreglos de viento están perfectamente entrelazados.Y para acabar esta «ensalada de citas», si nos vamos a ese artículo en EL QUINTO BEATLE, veremos que pone a este Singing Saw y a su autor por las nubes, y con todo merecimiento:

«Destacar, ante todo, su gran despliegue lírico. Capaz de materializar sensaciones que, por lo general, suelen ser intraducibles a nuestro encorsetado lenguaje. Queda claro que Kevin Morby sabe manejarse en todo momento entre lo clásico y lo moderno haciendo que el elepé quede en ese limbo atemporal que puede hacerle reivindicable en el presente o dentro de veinte años.»

No se trata solamente de estos artículos que he citado, por supuesto. En ese repaso a las listas de hace pocos días pude leer entusiastas referencias a lo que parece a las claras un disco magnífico. Como magnífica es esta canción. Ni falta que me hace ponerme a consultar las listas -también- de los mejores temas del finiquitado 2016 para tener clarísimo que I Have Been to the Mountain está o debería estar entre ellas.Cuestiones muy serias pueden aducirse al respecto de la canción. Por ejemplo que nos recuerda la muerte de Eric Garner a manos de un policía, o que contiene referencias a un mítico discurso de Martin Luther King, “I’ve been to the mountaintop“. Pero a mí me hizo reír -y mucho- y sonreír este fantástico vídeo. Se juega de forma divertida y humorística no ya con la enfermedad o el sufrimiento -que sería cruel, desafortunado y mezquino- sino con la idea de qué podría haber más allá de la muerte, si es que hay algo. En efecto, el protagonista parece ser esa persona que fallece en una cama de hospital, pero que después se marca unos bailecitos y unas «travesuras» por las instalaciones hospitalarias con las que es difícil no reírse. Genial, y me imagino -no lo he investigado- que se trata de un bailarín profesional. En fin, no quiero destripar aún más lo que viene. Apunta este nombre: Kevin Morby. Y súbete a este carro. La constante investigación nos llevará a descubrir fantásticos nuevos nombres y trabajos. De hecho ya tengo otro nombre en el tintero, y es…amazing.