Florence + The Machine: Big God

How Big, How Blue, How Beautiful: Me pareció y me parece un excelente y notable disco, el que fuera el tercer trabajo de la formación Florence + The Machine, publicado en el 2015. Vuelven ahora con su cuarto álbum de estudio, titulado High as Hope y publicado este 29 de junio…Sí, How Big, How Blue, How Beautiful me enganchó totalmente tras varias escuchas. Muy buenas canciones, aunque suene redundante con gran gancho melódico y en ese estilo tan peculiar y a la vez de difícil clasificación: indie rock, indie pop… ¿baroque pop, art rock, chamber pop, neo soul…? La mescolanza es evidente y enriquecedora, y las influencias del soul bastante claras. Personalmente, lo catalogaría como pop-rock y no como rock a secas, con esa eterna «batalla» con las absurdas etiquetas que ya me tiene harto, hartito (aquí toca que te rías).

On the other hand, otra de las grandes peculiaridades es sin duda la personalísima y poderosa voz de Florence Welch, la líder, cantante y frontwoman del grupo. Qué fuerza, a todos los niveles, que tiene la pelirroja. Me encanta: su voz, su magnetismo tienen algo atrayente, hipnótico. En ese mencionado tercer disco destacaban muchos temas. Esta formación ya ha aparecido varias veces en este blog, pero a principios del 2016 me ocupaba de ese LP y de Delilah, una gran canción, un magnífico vídeo, en una grandísima entrada. Además aprovechaba para precisar que se trata de un grupo musical, ni siquiera un dúo:

«Florence + The Machine en realidad es un grupo. Aunque la cara visible y voz es la pelirroja Florence Welch, la otra componente importante es Isabella (“Machine”) Summers. Del apodo de esta última, como una broma entre ellas dos, nació el nombre del grupo, después de empezar llamándose Florence Robot/Isa Machine y acabar acortando el nombre. En realidad se trata de una banda y no de un dúo, porque colaboran también otros artistas».

Pero saltemos al presente. Big God aparece como tercer single del nuevo trabajo, tras haber visto la luz Sky Full of Song y Hunger. Una canción con una letra muy interesante y con varias connotaciones que ahora desgranaremos. El tema podríamos decir que expresa unas inquietudes religiosas o espirituales, como ese «Gran Dios» parece denotar. No es la primera vez que la Welch nos sale por estos derroteros, de ello espero hablar en un futuro. Inquietudes religiosas, espirituales, trascendentales, metafísicas —llamémoslas como queramos—, crisis de fe, la necesidad de llenar un vacío, de plantear preguntas y buscar o esperar respuestas… Los primeros versos de la canción son bastante claros al respecto…

You need a big god
Big enough to hold your love
You need a big god
Big enough to fill you up

Pero lo interesante y llamativo viene a continuación, cuando en los dos siguientes versos dice: «You keep me up at night / To my messages, you do not reply». («Me mantienes despierta por la noche / A mis mensajes, no contestas»). Mmmm, esto da mucho juego. Y está hecho a propósito. El doble sentido, incluso con toque humorístico, de un dios que no contesta a nuestras preguntas o ruegos y también la situación, plenamente aplicable a nuestros días, de alguien que no nos contesta al teléfono, en las redes sociales, etc. Y Florence confirma esta doble intencionalidad en una entrevista concedida a DIY Magazine:

«‘Big God’ was written about that feeling when someone has not replied to your text, the modern phenomenon of ‘ghosting’ which is one of my favourite words but not my favourite feeling. I was describing it to someone and they said to me ‘you need a big god’, as if the need in me were so cavernous —como si la necesidad en mí fuera tan cavernosa, profunda— it would take something enormous to fill it. Probably something bigger than a text message».

Y se entiende como «ghosting»…

«Cortar la relación sin explicarse ni responder mensajes. (…) A nivel social (puesto que existe otro fenómeno con el mismo nombre vinculado a la superposición de imágenes) se entiende como ghosting aquella situación en la que una persona, de manera súbita, cesa voluntariamente el contacto con otra con la que tenía cierta comunicación previa como manera de dar fin a dicha relación. Se trata, dicho de otro modo, de desaparecer por completo de la vida de otra persona sin decirle nada ni avisarle del fin de las interacciones. El ghosting es una práctica que se ha popularizado con la llegada de las redes sociales, especialmente con el surgimiento de redes como WhatsApp y Telegram o redes sociales como Facebook. Pero aunque el término se ha popularizado ahora, no es algo tan nuevo como pueda parecer. (…) Existe otra manera de actuar parecida, la denominada como “slow fade”, en que la persona que la practica también cesa el contacto con la otra pero de una manera mucho más gradual. Se fingen pequeños descuidos y dificultades para verse o hablar atribuibles a cosas como el trabajo o tener cosas que hacer de manera cada vez más frecuente hasta que la comunicación cesa».

En un artículo interesantísimo en psicologiaymente.net se nos sigue hablando de este fenómeno y de por ejemplo las causas que motivan tales comportamientos. Pues vaya con la letra de este tema, no negaréis que tiene su gracia y su interés, porque le da incluso un giro religioso o espiritual (¿se habrá quedado Dios sin conexión o cobertura, habrá agotado sus minutos para hablar y navegar? Esto es el acabose… O supuestamente Dios a algunos/as directamente les hace «ghosting», lo cual también es tremebundo).

Sobre esa crisis de fe y la montaña rusa que uno/a supuestamente puede experimentar también abundan muy claramente otros versos de la canción:

Sometimes I think it’s gettin’ better
And then it gets much worse
Is it just part of the process?
Well, Jesus Christ, it hurts
Though I know I should know better
Well, I can make this worse
Is it just part of the process?
Well, Jesus Christ, Jesus Christ, it hurts
Jesus Christ, Jesus Christ, it hurts

Y vamos ahora con el vídeo. Se nos presenta una coreografía femenina muy trabajada y con mucha fuerza, y que nos lleva a otro tipo de connotación, también muy interesante. Hay un determinado momento del vídeo que parece lejanamente inspirado ni más ni menos que en un cuadro de Goya. Eso es lo que afirma la directora de la filmación, Autumn de Wilde, en otra entrevista, además de explicar:

«It’s about the power the darkness of longing can give you when you embrace your inner beast alone…. Women who bond themselves together like this, and rise up together like this, are usually accused of being witches, so I wanted to explore that. I also wanted to create an abstraction of Florence as if every woman was a small piece of glass that had shattered inside her. Now they join her outside her body and fight with her, love with her, go to war with her».

(«Se trata del poder que la oscuridad del anhelo puede darte cuando abrazas solo a tu bestia interior… Las mujeres que se unen así y se levantan juntas así, generalmente son acusadas de ser brujas, así que quería explorar eso. También quería crear una abstracción de Florence como si cada mujer fuera un pequeño trozo de cristal que se hubiera hecho pedazos dentro de ella. Ahora se unen a ella fuera de su cuerpo y pelean con ella, la aman y entran en guerra con ella»).

El cuadro al que parece aludirse es el titulado Vuelo de brujas, pintado por Francisco de Goya entre 1797 y 1798 y destinado al palacio de recreo que los duques de Osuna tenían en las afueras de Madrid (su casa de campo, La Alameda). Aquí lo tenemos…

No sabemos si la totalidad del vídeo se inspiró en dicho cuadro —no me da esa impresión—, o con mucha mayor probabilidad un determinado momento, aquel en que precisamente las bailarinas se elevan flotando. Sobre este cuadro de Goya encontramos un análisis y explicación por ejemplo en historia-arte.com:

«El pre-romántico Goya, adelantándose unos añitos a su tiempo, nos presenta una escena de la noche, con un vuelo de brujas que parece la ilustración de un cuento de terror.

Tres personajes tocados con capirotes sostienen en el aire a otro desnudo, abandonado en sus brazos, al que insuflan aire soplando sobre su cuerpo. (…) Abajo se sitúan dos hombres vestidos de campesinos. Las figuras se protegen del mal de ojo. Uno se tapa los oídos para no escuchar el -suponemos que escalofriante- ruido de los seres voladores. El otro con la cabeza cubierta, que se protege de la luz y hace la higa con sus dedos. En la parte inferior vemos también a un burro. El burro en Goya es un símbolo de la ignorancia que asolaba España en esa época. (…) 

Y es que el artista siempre fue un defensor de La Ilustración frente a las supersticiones y el oscurantismo que le tocó vivir en su época. Además, con escenas de denuncia como esta, Goya deja volar su prodigiosa imaginación adelantándose también al surrealismo con una pintura onírica que nos remite a nuestro subconsciente colectivo».

Así que cada uno juzgue las posibles conexiones. Poco más que añadir sobre este buen tema y el vídeo. El hipnótico piano en cierta manera es el hilo conductor. Colaboraron en el tema Jamie xx —sintetizadores— y Kamasi Washington —arreglos de viento y esas notas de saxo—.  El vídeo fue coreografiado por la propia Florence Welch junto a Akram Khan.

High As Hope, un disco que escucharé y al que prestaré sí o sí mucha atención…