La crisis climática / Greta / «Es fácil hacerlo»

En aquella larguísima entrada dedicada al cambio climático, al calentamiento global y a la catástrofe medioambiental que se nos viene encima vine a decir que en un futuro no muy lejano, seguramente en el plazo de pocos años, la realidad nos golpearía en la cara con toda su crudeza. «Realidad» plasmada y traducida en estudios, anuncios y declaraciones efectuadas por los científicos en el sentido de que las previsiones o estimaciones más «prudentes», «moderadas» o «plausibles» se habían quedado cortas; los datos obtenidos de la observación vendrían a demostrar de forma contundente que el agravamiento del calentamiento global en todos sus aspectos era mucho peor y más rápido de lo previsto o «calculado» por la propia comunidad científica. Ya sabéis, factores que tendrían una clara expresión en valores matemáticos: aumento en grados de la temperatura, proporción de CO2 en la atmósfera, aumento en milímetros del nivel de los mares, kilómetros cúbicos de hielo polar derretido…

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Bien, esto ya se ha producido. Estos anuncios ya están dándose:

«La temperatura media global aumentará «al menos» entre 1,2 y 1,3 grados centígrados por encima del período preindustrial en los próximos cinco años, según ha desvelado la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Este dato supone un nuevo jarro de agua fría para los objetivos del Acuerdo de París de 2015, el tratado más importante en materia climática de todos cuantos se han firmado, cuya meta prioritaria es que la temperatura media del planeta en 2100 no supere los 2 ºC respecto a los niveles preindustriales; aunque los esfuerzos deben encaminarse hacia un incremento medio menor: 1,5 ºC.

En el informe elaborado por la OMM se indica que, durante el periodo 2015-2019, se ha observado un incremento continuo de los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros importantes gases de efecto invernadero en la atmósfera, que han alcanzado niveles récords: la tasa de aumento del CO2 fue casi un 20% superior a la de los cinco años anteriores. (…) El anuncio llega el mismo día que la ONU inaugura en Nueva York (Estados Unidos) la Cumbre de Acción Climática, la más ambiciosa desde el Acuerdo de París. (…) No es el único dato preocupante que se ha conocido. (…) El periodo de los últimos cinco años, desde 2015 a 2019, va camino de convertirse en el de mayor temperatura media jamás registrada, según denuncia un actualizado y completo informe sobre el medioambiente presentando por la ONU.

United in Science (…) subraya la cada vez mayor distancia que separa a los objetivos que se ha marcado la comunidad internacional para frenar el cambio climático de la realidad de la situación. Por ejemplo, que la temperatura global registrada desde 2015 se encuentra 1,1 grados centígrados por encima de las de la era pre-industrial (1850-1900), y 0,2 grados superior a las anotadas entre 2011 y 2015. (…) Así, el aumento del nivel del mar se ha acelerado desde los 3,04 milímetros por año que se registraron en el periodo 1997-2006 hasta los cerca de 4 milímetros por año desde 2007 a 2016, a la vez que la acidez del océano se ha incrementado un 26% desde el inicio de la era industrial. (…) Estima, por lo tanto, que con las contribuciones nacionales planteadas en el Acuerdo de París, la temperatura media aumentaría entre 2,9 y 3,4 grados, cuando los expertos estiman que no debería subir más de 1,5 grados. Y para no superar esta cifra, las propuestas de los países para frenar el cambio climático deberían multiplicarse por cinco, dicen los expertos, o por tres para que no aumente más de 2 grados».

(Artículo publicado en rtve.es)

Ahí lo tenemos; más claro el agua. En tan solo dos datos señalados en estos párrafos se pone de manifiesto la magnitud de la catástrofe: uno, que el Acuerdo de París pretendía limitar esa subida de temperatura global a 1,5 grados para el 2100, mientras que la realidad es que «la temperatura media global aumentará «al menos» entre 1,2 y 1,3 grados centígrados por encima del período preindustrial en los próximos cinco años». Nos comemos prácticamente ese margen en tan solo cinco añitos. Y dos, que «con las contribuciones nacionales planteadas en el Acuerdo de París, la temperatura media aumentaría entre 2,9 y 3,4 grados». O en otras palabras, que ese acuerdo del lejano 2015 es ya triste y patético papel mojado, cosa que a cualquier persona medianamente avispada me imagino que no le habrá extrañado en absoluto (y que lo intuiría, como el que escribe ahora). Pero es más… de esa larguísima entrada que ahora estoy revisando y consultando, y que invito a releer —¡¡sí!!— rescato la advertencia que ya hizo el IPCC (panel intergubernamental que asesora a la ONU) en octubre del 2018:

«El IPCC advierte (…) de que el calentamiento es probable que lleve a un aumento de 1,5 grados centígrados entre 2030 y 2052 si el mundo sigue el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero».

Pues parece que ya vamos sensiblemente más rápido. «Quemando» etapas a toda velocidad (es macabra la ironía de la expresión). Debo decir que soy bastante o muy pesimista respecto al futuro que se avecina (no por incapacidad de la especie humana, sino por inoperancia e inacción de las clases dirigentes). Y esos negros nubarrones me hacen augurar un aumento de la temperatura hacia el año 2100 de 4 o 5 grados, superando de largo los 2 o 3 ya de por sí temibles. Rescato de nuevo…

«La última vez que la Tierra tuvo cuatro grados más de temperatura media, los océanos eran decenas de metros más altos. Ya ha ocurrido y puede volver a ocurrir.

Se estima que hasta ahora en nuestro planeta ha habido cinco extinciones masivas, que borraron gran parte del progreso evolutivo de las especies animales y vegetales. Hace 252 millones de años una mayor cantidad de dióxido de carbono causó una subida de las temperaturas de unos 5 °C, con un fenómeno que se autoalimentó gracias a la emisión de grandes cantidades de metano del Ártico, justo después de la disolución de permafrost y hielo.

Aquel cambio climático fue tan devastador y repentino que determinó el fin del 97 por ciento de la vida en nuestro planeta. Ya estamos avisados, pero tal vez no sea suficiente».

(En La Vanguardia)

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No soy climatólogo ni científico, desde luego. Ni experto en nada de nada. Solo tengo una cabeza e intento utilizarla. Así que me parece muy obvio, cosa que ya apunté en dicha entrada —y no es una mera idea o suspicacia mía, sino un hecho científico demostrado— que todo este agravamiento y aceleración del calentamiento global en sus múltiples aspectos se debe al simple hecho de que el clima planetario es una suma de procesos interconectados que ya son de por sí complejos y que dan como resultado una dinámica general aún más compleja (e impredecible, eso es lo que da miedo). O sea, causas y factores que producen efectos y estos a su vez se convierten en nuevas causas que agravan otros efectos, y así sucesivamente. Por lo tanto, llegados a determinado punto y superados ciertos umbrales y ciertos valores, se puede producir un efecto dominó en el que los efectos dramáticos se precipiten y empeoren drásticamente. Probablemente la cascada de fichas de dominó cayendo ya se está produciendo en estos momentos. Y todo ello puede llevar a un punto de no retorno y a un escenario en que el clima mundial sea algo ya definitiva y totalmente fuera del control humano. Lo cual me lleva por otra parte a una reflexión con cierto cariz «budista»: ¿acaso alguna vez los fenómenos meteorológicos han estado bajo el control del ser humano? Digamos que han estado bajo unos parámetros razonables o tolerables. Por ejemplo, en los que los huracanes o tifones hacían daño localmente pero no arrasaban con toda la especie, o con miles y miles de vidas. Rescato de nuevo:

«El futuro del calentamiento no puede trazarse de forma lineal, con arreglo al volumen de emisiones de CO2. En realidad, hay nuevos factores que intervienen en determinadas etapas cruciales, aceleran el calentamiento y quizá acaben por dominar la pauta. Hemos señalado dos nuevas repercusiones que son muy peligrosas: el efecto albedo y el efecto metano. Así que es posible que, incluso aunque reduzcamos las emisiones de CO2, el sistema no reaccione porque está desarrollando un ímpetu propio. (…) Mi conclusión personal es que ni siquiera una rápida reducción de las emisiones de CO2 llegará a tiempo, por lo que debemos pensar con urgencia en métodos que puedan frenar algo el calentamiento y nos permitan ganar tiempo para cambiar la forma de vivir en este planeta».

(Conclusiones de Peter Wadhams, catedrático de Física Oceánica en la Universidad de Cambridge, que analiza el dramático deshielo del Ártico y toda esa serie de «reacciones en cadena» o eventos que se retroalimentan). Y todavía:

«Científicos alertan de que el planeta se acerca al punto de no retorno. Una investigación ha sugerido que diez fenómenos de retroalimentación provocarán un efecto dominó a partir del aumento de las temperaturas provocado por el hombre.

Un estudio que se acaba de publicar en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha concluido que, incluso si se cumplieran los compromisos de los acuerdos de París, de limitar el calentamiento hasta los 2 ºC de ascenso, el clima corre el riesgo de llegar a un punto de no retorno al que han llamado estado de “Tierra invernadero”. La existencia de fenómenos de retroalimentación conduciría a un aumento de la temperatura global que sería de 4 a 5 ºC, lo que iría acompañado de una subida del nivel del mar de 10 a 60 metros».

(En revoprosper.org)

Todo esto ya estaba incluido en esa entrada, y por desgracia sigue de plena vigencia. Estos días, a raíz de la mencionada cumbre climática organizada por la ONU, escuché de boca de un climatólogo (en televisión) que el calentamiento global que estamos padeciendo en realidad sería el resultado de los gases que liberamos a la atmósfera hace ya décadas, por ejemplo en los 60 y los 70. Y que por consiguiente lo más duro todavía está por llegar. Pues rescato ahora sí por última vez:

«El problema es que, aunque se empezaran a reducir las emisiones mañana mismo, el nivel del mar seguirá subiendo ya que los GEI [gases de efecto invernadero] acumulados en la atmósfera desde que empezamos a quemar el carbón al inicio de la Revolución Industrial seguirán calentando el planeta al menos hasta 2300».

Pregunto: ¿es que solo Greta Thunberg y personas tan avispadas, intuitivas y despiertas como ella ven la gravedad y magnitud de la catástrofe venidera? ¿Solamente buena parte de la juventud, que ahora ha empezado a reaccionar y a manifestarse en la calle (FFF), pues ellos sufrirán directa y dramáticamente las consecuencias? ¿No ven todo esto los dirigentes mundiales, los gobiernos, las personas que detentan poder en las instituciones? ¿Qué está sucediendo? ¿Sufre la humanidad una especie de parálisis semejante a una imbecilidad colectiva, o qué? No hace falta que el calentamiento global nos golpee muy duramente y deje de ser un escenario de futuro para reaccionar. Ya nos está golpeando y ya es un escenario presente. Así que no me valen conclusiones ni posturas ni actitudes del tipo «tranquilos, que esto todavía queda muy lejos», o «aún tenemos tiempo», o «no hace falta tomar medidas drásticas y decididas ya, ni mañana mismo, ni siquiera en 5 o 10 años, pues tenemos margen», o «en realidad la situación no es tan grave (por lo menos hoy o hoy), así que no nos pongamos en plan alarmista o histéricos». No, no me valen estos planteamientos. La bola de nieve, cada vez más grande, viene hacia nosotros. Y nos va a aplastar. Afortunadamente, parece que Greta y miles de jóvenes más ven clara la amenaza y lo que puede pasar. Y en realidad, millones de personas ven clara la amenaza (¿todo el mundo menos los políticos y gobiernos?), jóvenes y no jóvenes.

Greta, Greta, Greta… no tengo palabras…

[Hay que decir que en los subtítulos incluidos en este vídeo han pasado por alto la traducción de un fragmento (en color naranja): «But those numbers do not include tipping points, most feedback loops, additional warming hidden by toxic air pollution or the aspects of equity and climate justice»«Pero esos números no incluyen puntos de inflexión, la mayoría de los circuitos de retroalimentación, calentamiento adicional oculto por la contaminación tóxica del aire o los aspectos de equidad y justicia climática».]

Aplaudo y suscribo palabra por palabra su valiente, emotivo y sincero discurso. Ojalá esta bronca sirva para algo. Me emociona verla y oírla. La situación que la ha llevado hasta aquí y todo lo que se deriva de ello. Me entristece. Me indigna. Me preocupa. Es muy, muy difícil que no te afecte o no te cabree. No puedo permanecer impasible, frío, tranquilo, confiado, esperanzado. No hoy por hoy con esa parálisis/imbecilidad colectiva. No puedo ni quiero arrojar la toalla mientras queden posibilidades de reconducir la situación, mientras no se demuestre con los hechos que ya todo intento de remedio es inútil. Quizá ya es así ahora; pero no quiero arrojar la toalla mientras haya esperanza y mientras determinadas acciones que se emprendan —aunque insuficientes— puedan marcar la diferencia entre un mundo más o menos habitable (aunque deteriorado) y un mundo directamente inhabitable. Así que hoy por hoy no puedo «seguir con mi vida como si tal cosa», ignorando el problema u olvidándolo.

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“Les entrego este informe a modo de testimonio porque no quiero que me escuchen a mí. Quiero que escuchen a los científicos. Quiero que se unan detrás de la ciencia y quiero que tomen acciones”.

(Greta Thunberg en el Congreso de EE. UU.)

Tiene toda la razón: tomar acciones con la vista puesta en el 2050 es de locos, de ciegos, de miopes, de imbéciles, de estúpidos (los insultos, justificados y totalmente ad hoc, son cosa mía). Queda lejos, lejísimos… hablamos de la friolera de 30 años, que en cuestión de contaminar y destruir es una auténtica eternidad. ¿Adivinas cuál es la conclusión lógica que debería venir a continuación? No es difícil. No es una mera conclusión; es un hecho indiscutible: por supuesto, que la naturaleza no nos va a esperar 31 años. Menos aún si los niveles de gases contaminantes claramente han aumentado estos últimos años. Menos aún si, como se ha mencionado, lo contaminado hace décadas nos pasa factura hoy. Puesto que esto es acumulativo y puesto que aún se va a seguir contaminando, nos queda aún mucho calvario que pasar. Por supuesto, hay otra razón todavía: visto lo visto hasta el momento, por lo que se refiere a la acción política, poco podemos creer de las bonitas y bienintencionadas promesas que se han lanzado y acuerdos y compromisos que se puedan haber firmado. Hay que ser escépticos, incluso desconfiados. Hay que estar muy alertas, ser exigentes y no bajar la guardia. Las promesas de llegar a emisiones cero para el 2050 habrá que ver si se cumplen; y habrá que ver qué acciones en concreto emprenden los gobiernos. Por eso me cuesta horrores creer demasiadas cosas o ser optimista. Y además, como he apuntado, me parecen medidas insuficientes: deberían y deben adoptarse medidas más drásticas, contundentes, efectivas, decididas y cercanas en el tiempo. Nos va el futuro en ello. Así que habría que sustituir la comodidad, la prudencia, los «plazos razonables» y la «transición energética» (aunque suene muy bien y sea loable en teoría) por un «as soon as possible» o por un «espabilad, idiotas». Perdón, perdón.

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Greta dice en un momento dado de su intenso parlamento que no quiere creer que la inacción y las falsas promesas de la clase política mundial se deban a una maldad intrínseca. Si no es maldad… ¿qué puede ser? Sin duda es muchas otras cosas. Quizá «maldad» es un término muy fuerte, pero egoísmo y mezquindad sí que aplican. Y cortedad de miras. Y cortoplacismo. Y avidez. Y la peor cara del capitalismo, del sistema económico y del progreso material, pues efectivamente solo se piensa en el dinero y los beneficios. Visto el terrorífico panorama que se avecina, esto es muy triste, indignante e incluso increíble. Son por supuesto todos los intereses económicos, empresariales, de todo tipo de compañías y más aún de las grandes corporaciones, pero también todo tipo de poderes fácticos y poderes políticos, ya sean gobiernos en conjunto o individuos con cargos de presidente o ministros/as. Parece una parálisis algo impersonal, con muchos responsables y a la vez ningún culpable concreto al que señalar. Pero nadie reacciona, y el uno por el otro la casa sin barrer. Pues nadie tiene la valentía ni parece que la verdadera voluntad política, que es lo que verdaderamente falta. Por eso, la conclusión más razonable que uno puede sacar, pese a incurrir en el «piensa mal y acertarás» es que los intereses económicos aprietan mucho por detrás. Más allá de la vista del gran público; detrás del telón. Entonces quizá consideraciones tipo «imbecilidad», «estupidez», «ceguera», «mezquindad», «cobardía», «inoperancia» e incluso «hipocresía, falsedad, hacer el paripé» puede que apliquen solamente a los gobernantes y gobiernos. Quizá son meros títeres que a la hora de la verdad se ven manejados y tienen las manos atadas. O les tiembla el pulso ante Don Dinero, o no les dejan… Habríamos acotado el alcance de la idiotez, aunque esto es discutible: el ciudadano medio tiene mucha responsabilidad. Ya dije que en realidad se pueden hacer muchas cosas. Si en lugar de dejarse llevar por la comodidad y la inercia miles y miles de personas decidieran no coger más el coche; o no poner en marcha fábricas y chimeneas contaminantes; o no comer carne; o no subirse en aviones y barcos para hacer turismo como locos por todos los rincones del planeta; contaminando, por supuesto. O dejar de consumir envases y artículos de plástico. Y así ad infinitum. Acciones pueden emprenderse, muchas…

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La conclusión parece clara: este modelo de sistema económico, de producción, esta forma de vida y hábitos de consumo, esta «civilización moderna» no son sostenibles, y este modelo de «progreso» (¿?) únicamente material va a destruirnos y de hecho ya está acabando con el planeta.

Por todas estas razones ojalá que Greta y todas estas personas de las generaciones más jóvenes hagan reaccionar de una vez a los gobiernos, y les presionen tanto que les obliguen a tomar medidas concretas y a llevarlas a cabo. Parece claro que de algún modo hay que pasar a la acción e ir más allá de declaraciones, palabras y buenas intenciones. Si queremos tener un planeta más o menos habitable de alguna manera hay que poner en marcha una revolución, pues las palabras no bastan. Miles e incluso millones de ciudadanos podrían emprender acciones y de alguna manera dar ejemplo. El problema parece en parte arrastrar, obligar o doblegar al poder económico y político a servir verdaderamente al bien común, lo cual quiere decir garantizar la supervivencia de la especie humana. Y hoy por hoy esto se lo pasan por el forro: la contaminación atmosférica mata a cientos de miles de personas cada año. Los desastres naturales provocan millones de desplazados cada año, destrucción, pérdidas… y lo que es peor, sufrimiento y muertes. Y los gobiernos tienen una responsabilidad directa por no velar por el interés colectivo y hacer primar los beneficios económicos. Me parece esto tan claro como cuando las grandes empresas tabaqueras ingresan millones de beneficios a sabiendas de que matan a miles de personas a causa del cáncer. O sea, que no nos vendan motos ni nos tomen por imbéciles: el calentamiento global, los perjuicios, desastres y muertes tienen una clara traducción en términos de responsabilidad política. De hecho una serie de estudiantes universitarios estadounidenses han puesto demandas en este sentido contra las autoridades, lo cual en cierto sentido es revolucionario (pero lógico)…

«Un grupo de 21 jóvenes demanda a la administración federal por considerar que “a través de las acciones del gobierno de los Estados Unidos que causan el cambio climático, ha violado los derechos constitucionales de la generación más joven a la vida, la libertad y la propiedad y no ha protegido los recursos públicos esenciales”».

Aquí tenemos la noticia desarrollada: 21 jóvenes llevan a juicio a Estados Unidos por el cambio climático.

La frase «miles e incluso millones de ciudadanos podrían emprender acciones y de alguna manera dar ejemplo» puede sonar muy bucólica y alejada de la realidad, pero creo que en verdad es la opción más razonable y viable: no puedes adoptar la actitud de «yo no hago nada y que sean los gobiernos los que resuelvan el problema». Aquí todo el mundo ha de arrimar el hombro. Pero sí que lo digo en el sentido de ejercer presión a los poderes fácticos —y obligarles a actuar— y de alguna manera arrastrar a muchos más segmentos de población. Tengo la impresión de que estas juventudes que han decidido manifestarse y ejercer presión pueden lograr resultados tangibles, porque dudo que aflojen en su determinación y denuncias. Les va el futuro en ello. Así que cabría esperar cualquier tipo de acciones, incluso contundentes y radicales, acciones que a día de hoy no podemos imaginar y que podrían sorprender. Las aplaudo ya por adelantado, siempre que no incluyan una violencia desmesurada, irracional o injustamente canalizada. Me parecería no bien, sino fantástico si echaran mano de la imaginación para emprender acciones realmente efectivas. Porque, insisto, es algo muy comprensible en quien tiene mucho, muchísimo que perder: si fueran a entregarte una futura casa —la Tierra— hecha una puta mierda, devastada, desértica y convertida casi en un horno o un terrario… ¿no reaccionarías como ellos? Por supuesto. Y da mucha rabia que esa funesta herencia sea consecuencia del egoísmo, la mezquindad, la estupidez y mil cosas más de las actuales clases dirigentes. A todo esto hay que decir que, por supuesto, si los gobiernos y políticos actuales no tienen el suficiente valor para enfrentar la crisis con eficacia, entonces hay que echarlos y poner a otros. En el hipotético caso de que eso sirva de algo. Si yo tengo claro este extremo, espero que esas futuras generaciones ahora lógicamente preocupadas y cabreadas no tengan ningún tipo de compasión para quien no la merece. Greta lo ha dejado bien claro: «os estamos observando y no os perdonaremos que nos falléis».

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La activista sueca también tiene toda la razón en varias de las cosas que señala: los porcentajes de supuesta reducción de gases contaminantes son demasiado timoratos y claramente insuficientes. También los plazos marcados, pues los gobiernos mundiales se están tomando esto con una tranquilidad pasmosa. No se puede ir a un ritmo tan lento o esperar tanto tiempo (o darse un plazo de tantos años). Lo digamos como lo digamos puede resumirse en una frase bien simple: se requieren medidas urgentes, drásticas, efectivas y valientes. Ya a esta reciente Cumbre de Acción Climática le han llovido críticas porque parece ser lo de siempre: una pantomima, un brindis al sol. Falta de concreción por parte de los actores participantes, incluso por parte de aquellos que anunciaron planes de acción: India, China, Francia, Alemania… Así que hoy por hoy está plenamente justificado el mayor de los escepticismos y también el pesimismo, a no ser que observemos que los gobiernos verdaderamente se ponen las pilas y empiezan en un plazo breve a ejecutar cambios que sean plenamente constatables (por ejemplo cambiar todo el parque automovilístico). Mientras tanto, seguiremos en el plano de la mera palabrería, las promesas, las buenas intenciones y por qué no decirlo la hipocresía, la mentira, el engaño, la tomadura de pelo, la doblez, la falsedad tan propia ya de los políticos (de la abrumadora mayoría). Yo no espero excesivas buenas noticias desde el ámbito político, a corto plazo. Y muy al contrario, espero nuevos y catastróficos anuncios por parte de la ciencia, en base a nuevas mediciones y observaciones que vendrán a ratificar que el panorama pinta muchísimo peor. Lo siento mucho. Deberíamos esperar esto. Por esto la necesidad de reacción es cada vez más apremiante, y por eso he dejado caer lo de «imbecilidad» mezclado con inacción y parálisis. Ya hemos pasado de «cambio climático» a «calentamiento global», que es bastante más preciso. De ahí a «crisis climática»… y estamos saltando ya al estadio de la emergencia climática. En pocos, muy pocos años. Vamos tarde ya. Esto es lo que parece no entender la clase política.

«Los incendios forestales de Indonesia cubren de niebla tóxica el sureste asiático. Los incendios de Indonesia (…) tienen ya consecuencias en varios países vecinos, sobre todo Malasia y Singapur, con ciudades sumidas en la niebla tóxica proveniente de los bosques de Sumatra y Borneo».

«Kuala Lumpur y Kuching en Malasia, Hanoi en Vietnam y Yakarta en Indonesia figuran actualmente entre las ciudades con peor calidad del aire del mundo en parte por el impacto de los fuegos de Indonesia… ».

«Especies protegidas como los orangutanes de Borneo también se han visto afectadas, con docenas de crías y ejemplares jóvenes padeciendo infecciones respiratorias, informa la Fundación para la Supervivencia del Orangután de Borneo».

«La zona de la que más se habla es de la gran cantidad de incendios que están destruyendo el Amazonas. Aún no se puede saber si el área afectada por incendios es mayor que la del año pasado, pero sí se conoce que, como apuntan desde Greenpeace, el número de incendios surgidos entre enero y finales de agosto ha sido un 145% mayor que en el mismo período de 2018. Aunque también es cierto que el número de incendios de este año no es mayor que la media de los últimos 18 años (desde que los satélites de la NASA son capaces de monitorizarlos), según los datos científicos. (…) Como explica Diego Miralles, responsable del departamento de Ecología y Clima de la Universidad de Gante, «la importancia del Amazonas para el clima global es incuestionable. Proporciona oxígeno, retiene CO2, y afecta los patrones de temperatura y precipitación en gran parte del planeta». Es decir, se trata de un ecosistema que afecta a nivel no solo local, sino también y de manera significativa a escala global».

«Los efectos de los incendios en el Amazonas están causando graves problemas en las regiones colindantes y del norte de Brasil, donde la niebla está afectando a la navegación en los ríos y cancelando vuelos. El hollín que se respira también está provocando problemas de salud, especialmente entre niños y ancianos. Brasil ha registrado 75.300 incendios entre el 1 de enero y el 21 de agosto, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe), un 84% más que en el mismo período del año pasado. Y el fuego se ha extendido también por Perú, Bolivia o algunos puntos de Paraguay. Solo en Bolivia, la cifra de hectáreas arrasadas asciende a 700.000».

[Y a todo esto, Bolsonaro culpando a las ONG]

«Siberia arde y, ante la envergadura de la catástrofe natural, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha tenido que ordenar al ejército que se una a los esfuerzos para apagar los incendios que azotan tres millones de hectáreas en Rusia desde el pasado 26 de julio. Mientras, Donald Trump ha ofrecido la ayuda de Estados Unidos para luchar contra el fuego que golpea la extensa región llena de bosques.

La orden del líder ruso para que los soldados se unan a los bomberos llegó después de que una serie de personalidades de la cultura, principalmente músicos, grabaran vídeos y enviaran mensajes instando al Gobierno a tomar medidas urgentes. Los mensajes instan a que el Gobierno trate de dominar las llamas que están consumiendo los pulmones de Rusia y termine con el humo que ya ha llegado a algunas ciudades de la zona. (…) Según las últimas cifras oficiales, actualmente hay 246 focos activos de incendios (113 en Yakutia, 73 en Irkutsk y 60 en Krasnoyarsk) que abarcan ya casi tres millones de hectáreas de bosques. De acuerdo con cálculos de Greenpeace, la situación es peor y en realidad las llamas se extienden a cuatro millones».

«El gobierno indonesio ha anunciado que en un plazo de diez años tiene previsto trasladar la capital administrativa del país fuera de Yakarta debido al creciente hundimiento de la ciudad. La nueva ubicación, posiblemente, será Palangkaraya, en la isla de Borneo. Yakarta lleva años sufriendo inundaciones y se calcula que se está hundiendo a un ritmo de unos 6.7 centímetros cada año. (…) Yakarta tiene ya un 40% de su superficie por debajo del nivel del mar; durante el monzón, entre noviembre y marzo, no solo llueve con mucha fuerza, también lo hace de manera continuada durante meses. Un fenómeno que siempre se ha manifestado en la zona, pero sus estragos han aumentado considerablemente con los crecientes efectos del cambio climático, a lo cual se debe añadir que la ciudad se encuentra sobre tierra pantanosa».

Esto es un simple paseo por la red. Un simple repaso a las catástrofes medioambientales más relevantes de este pasado verano y meses. Noticias que cualquier ciudadano medianamente bien informado conocerá. Y hay más. Mencionemos también el episodio de gota fría en la Comunidad Valenciana. No porque sea algo excepcional, pues suelen darse episodios de gota fría todos los veranos y en especial hacia el final de la estación, sino por la virulencia de este último episodio y la cantidad absolutamente brutal de agua caída. Un ejemplo más de fenómenos locales que se están agravando con la crisis global. Un meteorólogo se atrevió a hablar de «monzón mediterráneo». Desde luego son noticias que no invitan nada al optimismo…

¿Se puede concluir que los impactos del cambio climático se han acelerado respecto a lo previsto hace una o dos décadas?

«Dentro de esta cumbre los asesores científicos hemos publicado un informe de síntesis de alto nivel, partiendo de muchos informes que existen. Y en ese informe se concluye que no solo se están acelerando los indicadores directos como el cambio de temperatura y las concentraciones de gases. El IPCC lleva como 10 o 15 años haciendo una evaluación de los riesgos del cambio climático. Hace diez años decíamos: esto será un riesgo cuando se haya llegado a los tres grados de aumento de la temperatura. Y lo que estamos diciendo ahora es que esto va a ser un riesgo cuando el planeta se haya calentado un grado y medio. Así que nuestras estimaciones de cuáles eran los riesgos a los que estábamos sujetos los humanos y los ecosistemas fueron muy conservadoras. Yo, como científica, me pregunto ahora si no soy muy conservadora en la estimación de los riesgos, de la aceleración, porque las cosas están ocurriendo más rápido. Creo que de alguna manera pecamos de conservadores los científicos. Es como parte de nuestra personalidad: estar muy seguro de los datos antes de decir cualquier cosa. En definitiva, hemos visto que nuestras proyecciones y estimaciones fueron muy conservadoras».

(Extraído de una entrevista a Maisa Rojas, climatóloga chilena que forma parte del equipo del Panel Intergubernamental del Cambio Climático o IPCC y que ha asesorado la reciente cumbre climática de la ONU).

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El Amazonas ardiendo

La verdad es que me siento algo ridículo hablando de todo este tema en un blog musical. Aunque, ciertamente, Roger va a aportar algo de música. Pero ya lo hice hace unos meses, así que ya senté un precedente. Esto es un hecho y a la vez una broma. ¿Por qué lo hago? ¿Para desahogarme? ¿Para hacer oír mi voz? ¿Para exteriorizar mi cabreo y mi preocupación? ¿Por una simple necesidad humana de comunicación, de soltar lo que llevas dentro? ¿Por qué comerle el coco a las contadísimas personas que leerán esta entrada, pudiendo encontrar toda esta información y mucho más en la red? Supongo que por una mezcla de todas esas razones, pero la principal es que me preocupa y soltarlo es una forma de aliviar la angustia. Aunque, repito una vez más, soy muy poco optimista a día de hoy. Eso es muy crudo. Ojalá me equivoque y peque de agorero y catastrofista. Ojalá.

Es totalmente cierto: aunque ya estemos padeciendo las consecuencias, los efectos más graves y devastadores planean en un horizonte de futuro, a décadas vista. Pero como la acción contaminante y destructora del ser humano no va a cesar y ni la naturaleza ni los hechos van a esperar (emisiones aumentando, temperaturas y nivel del mar en alza… ) hay que tomar medidas y ponerse manos a la obra lo antes posible, pues el tiempo de reacción se nos agota, como señaló el secretario general de la ONU. Un nuevo informe de los expertos climáticos de la ONU (IPCC) se ha hecho público este miércoles en Mónaco, y es más contundente que los anteriores, por lógica. Así que visto lo visto, a día de hoy ya no solamente sigo oyendo el tic tac de la bomba de relojería, de esa cuenta atrás, sino que creo que «tengo un problema»: me parece oír ya también el clac de cada ficha de dominó cayendo tumbada. Si la humanidad no reacciona va a ser la naturaleza, con toda su implacable y devastadora furia (y «justicia climática», pues el karma también aplica en este contexto y nos estamos portando muy mal) la que nos despierte a mazazos.

Take the Long Way Home — Live in Montreal fue el primer DVD que Roger Hodgson sacó al mercado. Recoge una actuación suya en dicha ciudad, en el 2006. Easy Does It y Sister Moonshine fueron interpretados en ese concierto y aparecen en este vídeo, que de hecho es un fragmento de dicha actuación. A su vez ambos son los temas que abrían muy acertadamente el cuarto álbum de la banda Supertramp. Ya ha aparecido en este blog —y en otros blogs amigos— la mítica portada de ese magistral disco, publicado en 1975…

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Aunque no se hacía ninguna alusión al clima, la portada es notablemente premonitoria: contaminación atmosférica, chimeneas humeantes, la adaptación e indiferencia del ser humano, y por supuesto la palabra «crisis» por partida doble. Lo cual viene a demostrar una verdad muy triste: la agresión al medioambiente ya tiene décadas de antigüedad. Los pecados de la humanidad muy probablemente van a pagarse muy caros…

Easy Does It es un tema muy bonito y dulce, incluso algo tontorrón y simple, pero con indudable gancho melódico. Y el arranque del disco en verdad es muy bueno, de los que enganchan. Como Sister Moonshine me parece tan buena y tiene además mucha más fuerza, esa primera canción es de las típicas que puedes infravalorar sin tan siquiera darte cuenta. La letra es un claro llamamiento a practicar la autenticidad con uno mismo. Autenticidad, honestidad, valentía. A prescindir de toda teatralidad y toda máscara. A superar el autoengaño y a descubrir quién eres en realidad; a observar quién eres en realidad. Es decir, a ir más allá de ese personaje que constantemente interpretamos (incluso a solas) y de esa película en la que hemos convertido nuestra vida. Añadiré, a título totalmente personal, que esto que acabo de describir es «el desdoblamiento» y que observarlo, romperlo y trascenderlo es «despertar». Y el despertar es un shock, no es cualquier tontería. De hecho esta letra está en la línea de la búsqueda o el anhelo espiritual tan presente en unos cuantos temas de Supertramp, especialmente en muchas canciones escritas de puño de Roger Hodgson. ¿No? La letra habla de todo esto de forma muy explicita:

And if you know who you are  Y si sabes quién eres
You are your own superstar  Tú eres tu propia superestrella
And only you can shape the movie that you make  Y solamente puedes dar forma a la película que has creado
So when the lights disappear  Así que cuando las luces desaparecen
And only the silence is here  Y solamente queda el silencio
Watch yourself, easy does it, easy does it, easy while you wake  Obsérvate a ti mismo, es fácil hacerlo, fácil hacerlo, fácil hacerlo al tiempo que despiertas

He querido resaltar el pensamiento de «es fácil hacerlo» y vincularlo al desafío medioambiental, aunque Roger en el tema esté hablando de cuestiones más personales. La tarea que tiene por delante la humanidad es ingente. No es extraordinariamente sencilla, pero tampoco increíblemente difícil ni se acerca a lo imposible. Simplemente hay que ponerse en marcha cuanto antes mejor, pues la peor de las opciones es no hacer nada y seguir como hasta ahora. Así que «es fácil hacerlo» insufla cierto optimismo moderado, pues en verdad las soluciones y medidas están en nuestra mano. Por supuesto, hay mucho margen para el escepticismo, vistas las dinámicas. Confieso que por más que lo pienso no acabo de entender qué está pasando y las verdaderas razones. Probablemente son muchísimas. La inercia es una de ellas y los intereses económicos otra. La resistencia al cambio es otra. Estupidez y mezquindad, también. Quizá incluso imbecilidad colectiva, y de nuevo me disculpo por ser tan radical. Más que eso, inconsciencia colectiva: la sociedad en su conjunto (las sociedades, la humanidad) parece no haber tomado verdadera conciencia de la gravedad del problema. Esto va en serio y de no remediarlo será catastrófico con mayúsculas.

Muchas veces las cosas son mucho más fáciles de emprender que lo que nuestras cábalas mentales o la inercia de los hábitos nos sugieren.

Y por supuesto… también me mantendré vigilante.

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19 respuestas a La crisis climática / Greta / «Es fácil hacerlo»

  1. evavill dijo:

    Qué voy a decir que no esté ya dicho. Que es deprimente y sí creo que hay maldad si se entiende por maldad pensar solo en uno mismo y el que venga detrás que arree.
    También puede ser falta de inteligencia, cortedad de miras.
    Sea lo que sea ya estamos metidos de lleno en el desastre.

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    • Quizá esté todo dicho… pero hay que protestar, quejarse, dar guerra, etc.
      «El que venga detrás que arree»… creo que más gráficamente no puede expresarse.
      «Falta de inteligencia»… mucha. Por eso salió la palabra «imbecilidad» varias veces. Y cortedad de miras, pues muchísima también. A todo esto tengo que concluir, forzosamente, que la especie humana sigue siendo muy primitiva, pese a los avances científicos, por citar algo positivo, o los sociales, educativos.
      «Ya estamos metidos de lleno en el desastre»… totalmente. Hoy he pensado, después de escribirlo, que el daño hecho al planeta, y antes que nada a todo el sistema climático, ese equilibrio tan frágil, es enorme, descomunal. Aunque se cortaran las emisiones en este justo instante. Ya sabes, planeta calentándose hasta el 2300. Lógico, no paramos de emitir gases, de hecho han aumentado. Parece mentira, todo el asunto.
      Gracias por leer.

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  2. Mayte Blasco dijo:

    Gracias por este nuevo artículo recopilando información sobre el tema. Yo también estoy muy pesimista, igual que tú. No creo que los gobiernos vayan a hacer mucho a corto plazo (fíjate en nuestro país, los políticos llevan más de medio año para formar gobierno y no han sido capaces de ponerse de acuerdo ni para eso). Para reducir los niveles de C02 habría que cargarse enterito el sistema capitalista, y eso no lo van a hacer porque, de hecho, es imposible. Cambiar todo el sistema económico mundial llevaría décadas o incluso más.

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    • Gracias a ti por leer. Ya, razones sobradas para bastante o muchísimo pesimismo. Ya, te entiendo. Como he mencionado, son las inercias, los intereses económicos, etc. Como señalas aquí. Pero técnicamente podrían cambiarse muchas cosas sin tener que cambiar el sistema entero, eso es lo que deberían ver claro los que detentan todo tipo de poder, también las empresas. Por ejemplo, a nadie se le pide que renuncie a tener coche. Deja el de combustión y adquiere uno eléctrico. Es un ejemplo. Soluciones aportadas por la ciencia y la técnica existen. Por ejemplo, los árboles artificiales. Por ejemplo, un plástico absolutamente biodegradable, como te dije un día. Los plásticos contribuyen mucho al calentamiento, sobre todo en esas inmensas sopas flotantes en los océanos. Retienen la radiación solar.
      Es ponerse en marcha, y todavía hay tiempo. Para hacer desaparecer el problema no, claro, pero para paliar algo los temibles efectos sí. Un buen ejemplo, si no ando mal informado, lo tenemos con lo que pasó con la capa de ozono y el agujero. Se eliminaron aquellos gases y se solventó. Así que sí, creo que hay soluciones y esperanza. Nadie dice que no pueda inventarse en unos años un sistema para atrapar las partículas de CO2 de la atmósfera. Vamos, yo no soy químico, pero creo que aquel polvo de nitrato de plata soltado en las nubes precipitaba las lluvias. O algo así. Es otro ejemplo.
      Pero claro, falta voluntad política, y valentía, y generosidad, y bondad, y altura de miras en muchos aspectos. Faltan muchas cosas a nivel ético. Si siguen primando los intereses económicos, el beneficio, el dinero, antes que la supervivencia o el bienestar y la seguridad, entonces es que quizá como especie no merecemos sobrevivir. Estupidez, imbecilidad y primitivismo vuelven a ser las claves. Y egoísmo. Confío algo en esas generaciones futuras. Van a estar más despiertos, activos y guerreros. Lógico.

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    • Hola de nuevo. Después de escribirte el comentario me quedé pensando. Puesto que soy inquieto y curioso, ya me picó la curiosidad sobre lo de atrapar el CO2 de la atmósfera. Y me puse a buscar. Una simple búsqueda ya me arrojó unos cuantos resultados. Y sí, varios equipos de científicos, en todo el mundo, han desarrollado tecnologías para extraer el CO2 del aire. El problema, que es costoso y difícil. Pero no imposible. Como se detalla, el CO2 solamente representa el 0,04% de la composición atmosférica, pero es suficiente para provocar el calentamiento. Así que voy a poner aquí varios links, pues puede que le interese a más personas leer esto…

      technologyreview.es: Trampas para el dióxido de carbono

      ecoinventos.com: Científicos han conseguido extraer CO2 del aire y convertirlo en carbón

      BBC NEWS: La máquina suiza de vanguardia que puede absorber CO2 de la atmósfera y transformarlo en un producto útil

      Pero sobre todo te recomiendo leer este. Muy interesante. El proyecto de David Keith es citado en unas cuantas noticias y cuenta con el apoyo de Bill Gates. Eso podría suponer inversiones, un empujoncito. Consigue hacer el proyecto económicamente viable: una tonelada de CO2 extraída del aire costaría entre 94 y 232 dólares…

      xataka.com: Extractores de CO2 atmosférico: así funciona la tecnología que necesitaremos para luchar contra el cambio climático

      Otro problema es que se necesitaría construir muchas estaciones como esa, miles y miles. Pero si se pone en una balanza todo lo que nos jugamos, se verá la urgencia de hacerlo o no. Ahí se demostrará si el ser humano es necio o sabio, suicida o inteligente. Ante ese enorme problema cualquier esfuerzo merece la pena. Nada es imposible. Igual que hay miles de gasolineras o supermercados o franquicias que venden de todo. No acepto la palabra «imposible». Acepto «imbecilidad», «inercia», «vagancia» y muchas otras. Lo de siempre, falta la voluntad política y económica.

      Juzga tú misma: esa central «limpiaría» un aire con 400 ppm de CO2 dejándolo en 100 ppm.

      Y ya de paso, me encontré esta noticia de rebote. Creo que te interesará. Un joven irlandés ha desarrollado un método para, magnetizando las partículas, extraer el 85% de los microplásticos de los mares. Casi nada. Creo que arroja mucha esperanza. Pero los proyectos han de pasar de las palabras y los deseos a la acción.

      ecoinventos.com: Joven irlandés gana el premio Google Science Award por desarrollar método para extraer microplásticos de los océanos

       

       

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  3. Voy a decir y a aclarar que el factor que hizo que me decidiera a escribir la entrada fue ver y escuchar íntegramente el discurso brutal de Greta, pese a que ya había visto una parte en televisión. Esta chica tiene muchísima fuerza, y ojalá que surjan cientos y cientos de chicos y chicas así. Tendrían que surgir.
    Por otra parte, esto va a sonar muy, muy apocalíptico, pero pensemos que la Tierra probablemente no será eternamente habitable, al menos por el humano actual…
    «Vendrá el tiempo, Bhikkhus (monjes), en que todos los poderosos océanos se evaporarán, se secarán, desaparecerán y no existirán más. Pero no habrá fin al sufrimiento de los seres que, cegados por la ignorancia y obsesionados con la codicia, se ajetrean y se agitan a través de esta ronda samsárica de renacimientos sin fin. ¡Así es! Un día este poderoso planeta Tierra estallará en una inmensa explosión de fuego, será completamente destruido y no existirá ya más. Pero no habrá fin a la miseria de los seres que, impedidos por la ignorancia y adictos a la avaricia, se apresuran y se agitan, e incluso corren de un nacimiento a la muerte obligatoria en esta ronda de renacimientos… ¡Esto os lo he explicado ahora!».
    (Buddha Gautama)
    (Samyutta Nikaya 22:99)

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  4. Raúl dijo:

    Creo que ya lo he comentado en alguna que otra ocasión, a pesar de que suelo ser una persona bastante optimista en este tema soy muy pesimista. Yo doy el planeta por perdido, creo que el deterioro es tan importante que no podría pararse ni con un millón de Gretas, pero lo peor es que no hay voluntad para, al menos, tratar de ralentizar ese deterioro. Lo qué no sé es por qué no estamos buscando un nuevo planeta para trasladarnos cuando la Tierra sea inhabitable y, por supuesto, para destruirlo como éste. Saludos, What.

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    • Mmmm… tu planteamiento no es que me entusiasme demasiado… Intentaré explicarme. Por supuesto, tienes todo el derecho a ser pesimista en este tema, faltaría más. Razón no te falta y el deterioro causado ya es considerable. Ya he dicho y vuelvo a decir que demasiado optimista no soy. Es más, siendo frío, racional y realista me da por pensar que la situación puede ser mucho peor de lo que pintan las apariencias. Porque este problema y los efectos que hoy sufrimos son como la punta de un iceberg, no sé si me explico, la avanzadilla de las calamidades que seguramente vendrán. O dicho en otras palabras, esos daños, como los gases emitidos o que los dos polos se están derritiendo, sobre todo el Ártico, o esa subida imparable de temperaturas, todo ello puede ser más intenso y más rápido, en cuestión de pocos años. Eso me temo, pues está el feedback de tantos factores coincidiendo. Lo explicado en aquella entrada. O sea, optimismo queda, aplicando la razón, pero no demasiado. Porque margen hay y soluciones y medidas hay. No digo para borrar el problema, sino para mitigarlo. Ahora bien, aunque la cosa esté muy jodida no voy a pensar ni me gusta pensar «doy el planeta por perdido». Creo que en tu caso es una frase hecha, ya la has acuñado y a ella te has acomodado. Ya está, juicio emitido (me refiero al tuyo). No te discuto el derecho a emitir ese juicio o tu libertad de pensamiento, que quede claro. Ahora bien, me parece frase hecha y la prueba es que ya la has empleado otras veces. O sea, la usas. Entonces no puedo comulgar con eso, de alguna manera «no lo acepto» como le he dicho a Mayte que no acepto la palabra «imposible». No es que no acepte eso por una cuestión de intolerancia, sino porque aún me queda esperanza. Puede que sea un iluso. Y ojo, es perfectamente plausible que el daño causado a la Tierra ya sea irreversible, no lo negaré ni discutiré. A día de hoy en verdad no lo sabemos o podemos saber, nos guiamos por «la pinta» que da la situación, las apariencias, las estimaciones, las proyecciones, incluso de la ciencia. ¿No crees que es así? Bueno, no sé si me estoy explicando bien. Que puedes tener toda la razón, insisto, pero quiero también decir que si damos el planeta por perdido, ¿qué pensaremos dentro de 20 años, o qué diríamos si la situación hoy por hoy fuera mucho más grave?
      En cuanto a «lo qué no sé es por qué no estamos buscando un nuevo planeta para trasladarnos cuando la Tierra sea inhabitable y, por supuesto, para destruirlo como éste»… pues sinceramente me parece que es irse por otros derroteros, que no se trata de eso, y ni siquiera eso aporta ninguna opción ni es hoy por hoy una opción. Entonces me parece gratuito pensarlo, pues no tenemos ni la tecnología para viajar y colonizar otro planeta. No creo que sea ese el tema, o que debiéramos centrarnos en eso. No sé, es como si tienes serios problemas en un trabajo y empiezas a pensar o soñar en otro trabajo donde todo irá mejor. Puedes hacerlo, claro, no es el derecho lo que discuto, sino que creo que lo que uno debe hacer en primer lugar es enfrentar los problemas actuales que tiene en ese trabajo. Luego, si procede, pedir la cuenta o algo parecido.
      En resumidas cuentas, entiendo tu actitud, en parte, pero no comulgo con ella. Y ojo, que todo puede irse al carajo en pocas décadas, o convertirse en un infierno, o subir el mar varios metros, si eso no lo niego, al contrario, en parte lo contemplo. Pero aún reconociendo el derecho a pensar así te digo muy claramente que entonces lo tenemos claro, que así llegaremos muy lejos con personas que piensan como tú. Todavía tendríamos que luchar. Vamos, es mi actitud y punto de vista. ¿Tiramos ya la toalla? Tú pareces haberlo hecho. Y ya solo nos queda mitigar los efectos.
      La pared se está resquebrajando. Quizá la grieta se haga muy grande y la pared se caiga, o convierta la casa en inhabitable. Bueno, pongamos una viga, o unos ladrillos, o cemento, o llamemos a unos albañiles o un arquitecto. Luchemos, hagamos algo. ¿No hacemos nada? ¿Miramos la grieta y nos lamentamos, dando la pared por quebrada ya? ¿Me estoy explicando? Cuando la pared se raje del todo entonces nos lamentaremos. Bueno, esa al menos es mi actitud. Solo confrontar dos posturas que no convergen, mediante el diálogo.
      Saludos.

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      • Raúl dijo:

        De verdad, me gustaría pensar como tú. Pero si no se ha hecho nada en tanto tiempo no entiendo por qué ahora las cosas tendrían que cambiar. A lo mejor el día que suframos algún cataclismo terrible se podrían empezar a tomar medidas, y entonces ya sería tarde. O peor aún, se seguiría diciendo que el efecto invernadero no existe, que el Amazonas no es el pulmón del planeta o que el humo de los coches en Madrid es un asunto que sólo está en la imaginación de unos cuantos progres. En definitiva, llevamos muchísimos años contaminando y destruyendo, y no veo ánimo de cambiar nada. Ya he dado mi opinión, podéis estar tranquilos todos, ya no volveré a decir más frases repetidas. Saludos.

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        • Claro, puedes dar tu opinión, y no te «piques» por lo de las frases repetidas. Vuelvo a decir que me parece que lo has tomado y usas como una frase hecha. Y eso de alguna manera ya da forma a una forma de pensar, valga la rebuznancia. Dices que por qué tendrían que cambiar las cosas… pues porque nos viéramos en verdad con la soga al cuello, ni más ni menos. Cataclismos que podrían venir y nos podrían aleccionar, hacernos rectificar, acojonar… bueno, esto ya me gusta más porque me parece un planteamiento más abierto a cosas que pueden pasar y que podrían inducir a cambio. Un poco es lo que he venido a decir en el siguiente comentario. Tienes toda la razón, llevamos décadas contaminando. Somos un desastre. De los negacionistas paso, la lástima es que auténticos asnos estén dirigiendo algunos países. Pero son necios, es así de simple.
          Puede que se llegue tarde, efectivamente, pero el ánimo de cambiar puede insuflarse, o surgir, o que nos lo insufle la naturaleza a base de hostias, que es lo que va a pasar. No sé si habrás leído algo sobre la última cumbre de la ONU. Críticas le han llovido y quizá de nuevo sean insuficientes las medidas. Pero por lo menos me ha parecido acertado el planteamiento: en lugar de implicar a los gobiernos o esperar algo de ellos, se ha implicado a «los otros»: sociedad civil, organizaciones, ONG, sector privado, corporaciones locales, grandes ciudades. Así debe hacerse, me parece acertado. Ahora bien, harían falta los gobiernos también. Por eso, me tiraré una florecita para terminar, dije aquello de qué piensan hacer los putos gobiernos. Pero la sociedad civil puede y debería hacer mucho. Y confiaré en esa juventud cabreada, que no se desinflen…

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        • Concluiré diciendo… no tenemos que pensar igual, por supuesto. Lo mío no ha pretendido ser «una bronca», solo digo que no acabo de comulgar con tu forma de pensar. Que razón no te falta. Y razones para el pesimismo y sobre todo el escepticismo las hay sobradas. Realmente la cosa pinta muy, muy mal a largo plazo. Solo digo que si invirtiéramos las tornas (tú pensaras como yo y yo pensara como tú al 100%), muy probablemente al leerme pensarías «pues si todo el mundo piensa como él, vamos apañados; así seguro que no hacemos nada». ¿No lo pensarías? Creo que sí.
          Digo que el pensamiento «toda esperanza está ya perdida» no me parece correcto ni acertado. Es mi punto de vista, claro. Lo mismo aplica a «podemos dar ya el planeta por perdido». Y a «ya no hay nada que hacer». Al contrario, no hacer nada es la peor opción. Ahora se trata de que los efectos no sean aún peores, y no queda otra que tomar medidas. Que las cosas van a empeorar es innegable. Se trata de qué magnitud tomará el desastre. Demasiado optimista no soy, vuelvo a insistir. En buena medida coincido contigo, pero no pienso igual que tú. Es más, creo que esas fichas de dominó empiezan a tambalearse y empezarán a caer. El ejemplo más claro es que el Ártico simplemente está derritiéndose, y eso será fatal.
          Por otro lado, escepticismo… vale, pero en verdad no tenemos una bola de cristal ni sabemos a ciencia cierta si los gobiernos harán algo o no harán nada. Ni si hacen algo qué será, ni cuándo. Probablemente insuficiente y tarde. Pero insisto, en verdad no lo sabemos. Y también vuelvo a insistir: soluciones, tecnológicas y científicas, hay. ¿Inercias, intereses, el sistema, todo ese tinglado? Vale, pero el mundo no se limita a los gobiernos y los políticos. Hay margen, lo cual a día de hoy no significa «el problema va a solucionarse del todo». E insisto para acabar: si los gobiernos no hacen nada efectivo, tendrá que ser la sociedad civil la que se mueva a muchos niveles. No me creo que la gente vaya a permanecer indiferente y parada. El mejor acicate, no cabe duda, es que las cosas se van a poner feas de verdad.

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        • Y Raúl… gracias por leerme. ¡Se me olvidó decirlo!

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          • Raúl dijo:

            Menudo chorreo me ha caído, jajaja. Ojalá esté equivocado. Por lo que a mí me toca, puedes estar seguro que haré todo lo que esté en mi mano para, cuando menos, tratar de parar o ralentizar este deterioro progresivo de nuestro planeta.

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            • «Chorreo»… no, no lo enfoques de esa manera, y lo digo muy en serio. La manera en que uno formula sus pensamientos es importante. Lo mismo aplica a esas frases con las que digo que no comulgo. Porque son como las de un juez que dictara sentencia. Sentencia dictada y ya está, no hay más que decir. Ni salida, ni opciones, ni soluciones, ni margen, ni una mínima esperanza. Y resulta que no es así. Aunque todo pinte muy mal, aunque avancemos hacia la destrucción, a día de hoy, con los datos de la ciencia en la mano, aún hay margen.

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              • Raúl dijo:

                Ni está en mi mano dictar sentencias,ni es mi intención y, si lo tuviera que hacer, jamás saldría de mí una sentencia así. Simplemente es una opinión y, como es posible que esté equivocado, por eso es por lo que haré todo lo posible para contribuir a salvaguardar nuestro hogar, para ésta y futuras generaciones.

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      • También puedo expresar esto de otra manera, de muchas maneras. La situación va a empeorar, probablemente mucho y más rápido de lo previsto. Es muy posible, casi seguro, que este pobre planeta ya no lo salva ni Cristo, como suele decirse. Pero es que a día de hoy y a día de mañana este es el planeta donde tendremos que seguir viviendo, o sobreviviendo, o malviviendo. También puedo decir que el planeta podría salvarse con voluntad política y colectiva, y que podría salvarlo también la ciencia, ni más ni menos. De hecho, si no nos ocupáramos de guerras comerciales, del crecimiento económico, de las pugnas entre naciones, de alentar conflictos bélicos o incluso una tercera gran guerra, el limpiar el planeta podría convertirse en la gran ocupación y meta del futuro, el gran negocio en el que invertir, incluso proporcionando millones de puestos de trabajo. Podría ser así si se usa la inteligencia. No sé, quizá necesitamos una purga a lo bestia, o que se extingan millones y millones de seres humanos para entrar en razón. Son escenarios de futuro. Veremos si el ser humano es capaz de cambiar su «naturaleza», sus actitudes, su forma de pensar y de obrar. Si puede ser sabio e inteligente o simplemente un necio o un imbécil. O ya no lo veremos. ¿Es ese cambio posible? Yo digo que sí. A día de hoy probablemente no, Es posible que necesitemos que la naturaleza nos golpee muy duro. Entonces sería el burro que solo aprende a palos, por desgracia. Me parece que en todo esto deberías coincidir bastante…

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